Editorial
Sin duda la Primer Sidre L’Añu marca el inicio de la temporada sidrera asturiana, puesto que nada más finalizar ésta se ha desencadenado toda una sucesión de actividades sidreras de lo más dispar. Desde jornadas de la cultura de la sidra a talleres y concursos de escanciado, días, jornadas y certámenes de la sidra, una auténtica avalancha que en muchas ocasiones es difícil de seguir, puesto que se sobreponen en el tiempo.
Resulta evidente que el reciente reconocimiento por la UNESCO de nuestra cultura sidrera como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad no ha sido ajena a esta eclosión, puesto que ha permitido reivindicar con orgullo nuestra propia cultura, pero también es cierto que la mayoría de estas actividades llevan realizándose desde hace muchos años, en casos como los de la Sociedad de Festejos de San Pedro de La Felguera, desde hace más de medio siglo.
Sin embargo, se echa de menos algún tipo de iniciativa institucional en el campo de la cultura asturiana de la sidra. Cabría esperar que desde el ‘Principado’ o desde cualquiera de los ayuntamientos asturianos, el reconocimiento de la UNESCO hubiera generado algún tipo de respuesta, apoyo o iniciativa para potenciar esta cultura, y lo cierto es que hasta la fecha no ha sido así.
Es más, constatamos que a estas alturas siguen siendo muchas las actividades festivas, musicales y gastronómicas realizadas en Asturies -sobre todo las que son organizadas por empresas de fuera de nuestro país- en las que la sidra asturiana no aparece por ninguna parte, y cabe preguntarse cómo este hecho no ha sido valorado por las diferentes administraciones de quien depende su autorización -ayuntamientos básicamente- de tal forma que se considere una condición sine qua non la presencia -en condiciones dignas, por supuesto- de nuestra sidra en estos eventos, al menos en alguna de sus presentaciones.
Mientras tanto, seguimos disfrutando de las pumaradas en flor, y de esta primavera felizmente lluviosa, de las sidras de esta nueva temporada sidrera y de toda esta maravillosa cultura sidrera que seguimos recreando y desarrollando día a día.