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EditoriaL LA SIDRA de Diciembre’25 (Nº 260)

Editorial

Finalizamos este año sidrero con la sidra nueva fermentando en toneles y depósitos, y con tantas y tan buenas promesas realizadas por nuestros políticos que todo parece indicar que por fin se va a plantar cara a los problemas endémicos del sector: la falta de manzana autóctona, la recuperación del consumo, la diversificación y mejora de calidad de la sidra, el reconocimiento de la categoría de escanciador, la aplicación de la legislación en cuanto a lo que es y lo que no es una sidrería, el fin de la especulación urbanística y la masificación turística que acaba con tantas pumaradas, la aculturización que limita el acceso de la juventud asturiana a la sidra y hasta la presentación del inaplazable Plan Estratégico de la Manzana y la Sidra.

Por supuesto, a estas alturas estamos demasiado acostumbrados a que nos regalen los oídos con buenas palabras y pocos hechos, que nuestro escepticismo ante tan buenas perspectivas es muy grande.

Con alguna salvedad -el estand del ‘Principado’ en la Feria de Muestras de Asturies, la consecución de un espacio físico y mejor presupuesto para la Cátedra de la Sidra de Asturies…- este no ha sido precisamente un año de cumplimientos, y en algunos casos como el aniversario del reconocimiento por la UNESCO de la Cultura Asturiana de la Sidra, la improvisación y la desgana han sido las principales características.

En cualquier caso, preferimos acabar el año creyendo en las promesas. O mejor aún, sabiendo que el interés y el compromiso de la sociedad asturiana con su cultura sidrera lleva a los políticos que la representan a avanzar en ese sentido. Lo hemos dicho ya en alguna ocasión, corren buenos tiempos para nuestra sidra y hay motivos para ser optimistas.

Como siempre también surge la anti-Asturies, los profetas del auto-odio, los mismos que se niegan a la oficialidad de nuestra lengua y a cualquier tipo de expresión de la identidad asturiana. Ahí tenemos a la Asociación Asturiana de Pediatría y a Rodríguez-Vigil el expresidente-Petromocho del Principado, clamando contra la inclusión de la cultura sidrera asturiana en las escuelas. Hablando de educación para el alcoholismo y de adoctrinamiento…. Los mismos que ven estupendo que en La Rioja comience el curso escolar llevando a los alumnos de vendimia, se escandalizan porque se celebren sidrocoles o amagüestos en los colegios asturianos. Todo lo asturiano les molesta.

No tiene mayor importancia, saben y sabemos que no tienen nada que hacer frente a una sociedad que apuesta claramente por su identidad y su futuro. Y ahí tenemos haciéndose la sidra nueva, una promesa que siempre se cumple.

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